ISAK DINESEN






ISAK DINESEN es el seudónimo de Karen Blixen (Baronesa Blixen tras su matrimonio) que nació en Ringsted (Dinamarca) en 1885 y murió en la misma ciudad en 1962. Educada en un medio aristocrático, se casó con un primo suyo y se fue a vivir a África. La estancia en este continente inspiró la mayoría de sus obras, entre ellas el relato autobiográfico Memorias de África, su novela más célebre. Otros títulos de su producción son Sombras en la hierba, Carnaval, Anécdotas del destino, Cuentos de invierno, Siete cuentos góticos…






MEMORIAS DE ÁFRICA
ISAK DINESEN
(Trad. Barbara McShane y Javier Alfaya)
Ed. RBA, Barcelona, 1993


- El amor a la mujer y a la feminidad es una característica masculina, y el amor al hombre y a la masculinidad es una característica femenina, y hay una sensibilidad especial hacia los países y razas del sur que es una cualidad nórdica. Los normandos debieron enamorarse de los países extranjeros, Francia primero, luego Inglaterra. Aquellos viejos milords de la historia y literatura del siglo XVIII que están siempre viajando por Italia, Grecia y España no tenían nada de meridional en sus naturalezas, sino que les atraía y les fascinaba algo que era completamente distinto a ellos. Los antiguos pintores, filósofos y poetas germánicos y escandinavos cuando llegaban por primera vez a Florencia y Roma, se arrodillaban, para adorar al sur. Pág. 19

- Después de un cierto tiempo aprendí a comportarme como ellos y dejé de hablar de los tiempos difíciles o a quejarme como una persona desdichada. Pero yo era una europea y no había vivido el tiempo suficiente en el país como para adquirir la absoluta pasividad de los nativos, como hacen algunos europeos que llevan muchos decenios en África. Yo era joven y por instinto de conservación tenía que concentrar mis energías en algo si no quería dejarme arrastrar como el polvo de los caminos de la granja o el humo en la llanura. Por las tardes empecé a escribir cuentos de hadas y relatos fantásticos que me llevaban lejos, a otros países y a otros tiempos. Pág. 43

- Aunque yo sé una canción de África –pensaba-, de la jirafa y de la luna nueva africana tendida de espaldas, de los arados en los campos y de los rostros sudorosos de los recolectores de café, ¿sabrá África una canción sobre mí? ¿Vibrará el aire en la llanura con un olor que yo he llevado, o los niños inventarán un juego en el cual esté mi nombre, la luna llena proyectará una sombra sobre la grava del camino que era como yo, o me buscarán las águilas de Ngong? Pág. 70

- Ingrid Lindstrom venía a quedarse en la granja cuando podía dejar uno o dos días la suya, sus pavos y su huerto de legumbres en Njoro. Ingrid tenía la piel tan clara como el alma y era hija y esposa de oficiales suecos […]. Ella y yo, en los malos tiempos, habíamos llorado la una en brazos de la otra, ante el pensamiento de que podíamos perder nuestra tierra. Era feliz cuando Ingrid venía a estar conmigo porque tenía la sincera e insinuante jovialidad de una vieja campesina sueca, y en su rostro curtido brillaba la vigorosa y fuerte dentadura de una valkiria sonriente. Además, todo el mundo quiere a los suecos, porque en medio de sus penas se las guardan dentro de su pecho y se muestran tan valerosos que irradian su luz a lo lejos. Pág. 176








SOMBRAS EN LA HIERBA
ISAK DINESEN
(Trad. Aquilino Duque)
Ed. Alfaguara, Madrid, 1986


- Para formar y componer una unidad, sobre todo una unidad creadora, los componentes individuales han de ser por fuerza de naturaleza diferente; en cierto sentido deberían incluso ser opuestos. Dos factores homogéneos jamás podrán formar un todo o, en el mejor de los casos, el todo que formen resultará estéril. El hombre y la mujer llegan a ser uno, una unidad creadora tanto en lo físico como en lo espiritual, en virtud de su desemejanza. Un gancho y un ojal son una unidad: un broche, un corchete; pero con dos ganchos no se puede hacer nada. Un guante de la mano derecha junto con su contrapartida el guante de la mano izquierda constituyen un todo: un par de guantes; en tanto que si tenemos dos guantes de la mano derecha habremos de tirarlos. Un número de objetos perfectamente semejantes no constituyen un todo: un par de cigarrillos es lo mismo que tres o nueve. Un cuarteto es una unidad porque está compuesto de instrumentos diferentes. Una orquesta es una unidad, y como tal puede ser perfecta; en cambio, veinte contrabajos dando la misma nota son el caos. Pág. 16

- De niña había leído las sagas nórdicas, y ahora, al entrar en contacto con los somalíes, me sorprendía su semejanza con los antiguos islandeses. Por consiguiente, tuve una alegría al enterarme de que el profesor Östrup, autoridad en el estudio de ambos pueblos, hacía uso de un término común para caracterizar a árabes e islandeses: los llama “attitudinisers” (o sea, “poseurs”, gente que afecta una postura o actitud efectista). La voraz ambición que alienta en los corazones de los hijos del desierto, de destacar por encima de los demás y de inmortalizarse a toda costa con un gesto o una palabra, es la misma que alentaba en los corazones de los indómitos y curtidos navegantes jóvenes de los mares del Norte. Pág. 23

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