BO CARPELAN (1926-2011)








Bo Carpelan (Helsinki, 1926-Espoo, 2011). Doctor en Letras con una tesis sobre la obra de Gunnar Björling. Autor versátil que escribió en sueco y trabajó en la biblioteca municipal de Helsinki donde llegó a ser subdirector. Crítico literario en el periódico Hufvudstadsbladet. Poeta, novelista, dramaturgo y traductor, ha sido el más significativo representante de la generación de 1950. Fue galardonado en 1977 con el premio del Consejo Nórdico. Ganó el prestigioso Premio Finlandia dos veces, en 1993 con Urwind (Alkutuuli) y en 2005 con novela Berg (Varjot Kesan), aunque Carpelan siempre consideró la poesía su "verdadera patria". Los elementos centrales en la lírica Carpelan son los recuerdos, los sueños y las visiones, que a veces son presentimientos o alucinaciones. Se trata de una poesía nostálgica, en la que se impone la sensación de vacío y el sentimiento de fatalidad. Urwind comienza con la imagen de la quema de un hombre solitario en un estacionamiento abandonado, y Axel con un hombre inclinado sobre el cuerpo de una mujer muerta que se encuentra en la nieve. "Mi escritura tiene la imagen como punto de partida" –explicó el autor-. "Yo veo todo como imágenes, incluso mis recuerdos." Mientras escribía Axel Carpelan incluso estudió fotografías antiguas para sumergirse en el pasado.



EL PATIO (2)

Era imposible mantener limpia la ventana que daba al patio de atrás. Quizás fuese una suerte no ver con claridad, tejidos y chimeneas, sí, incluso el cielo, parecían benévolos vistos desde esta resignación. Cuando llovía el agua formaba callecitas de delgadas gotas, casi de plata. Yo las contemplaba atentamente. No sabía el uso que podría hacer de ellas.






El manantial

A distancia, cruzando los campos
se oye, débil pero nítidamente
el manantial de primavera.
Escucho,
me acerco.
Por los bosques estivales,
perfumados de sol y frescor,
suenan los ecos del agua cantarina.
Sigo mi camino,
buscando.
Ya se vislumbra
por entre las copas de los árboles otoñales
el valle donde susurra
el escondido arroyo.
Tengo que descansar.
Como si hubiese nieve en el aire,
como si los pasos fuesen infinitos.
Escucho, estoy cerca.
La voz del manantial, más débil,
continuamente allí,
invisible.


Pequeño poema

La veleta gira al viento,
su peso es el del viento.
Ahora cesa.
El silencio deviene piedra.
Cae a través de ti
a tal velocidad, que te despiertas
aterrorizado, una noche de verano.

Paseo otoñal

Un hombre camina por el bosque
un día de luz cambiante.
Se tropieza con muy poca gente,
se detiene, contempla el cielo otoñal.
Se dirige al cementerio
y no lo sigue nadie.


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