EL HIPNOTISTA
EL HIPNOTISTA
LARS KEPLER
(Trads. María Sierra y Martin Lleonsi)
Ed. Planeta, Barcelona, 2011
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Es difícil evocar la sensación de haber sido
traicionada. Todo es sólo pena y un extraño anhelo en el estómago, un deseo de
evitar los pensamientos dañinos. Sin embargo, Simona recuerda que lo primero
que sintió fue sorpresa. Una sorpresa enorme, tonta, por haber sido engañada
por completo por alguien en quien ella confiaba plenamente. Luego vino la
vergüenza, seguida del sentimiento desesperado de no valer lo suficiente, una
rabia ardiente y una inmensa sensación de soledad. Pág. 64
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La mañana de diciembre es clara como la arena, la
temperatura es de algún claro positivo cuando Kennet y Simone entran en el
barrio de Tumba en el que nació y se crió Josef Ek, el mismo en el que masacró
a casi toda su familia a la edad de quince años. La casa tiene el mismo aspecto
que las del resto de la calle: pulcra y sencilla. Si no fuera por el precinto
policial azul y blanco que la rodea, nadie podría sospechar que hace pocos días
fue el escenario de dos de los crímenes más sangrientos y despiadados de la
historia de Suecia. Pág. 225
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Era una caja de discos compactos del saxofonista de be-bop Charlie Parker que contenía todas
las grabaciones de su segunda visita a Suecia: dos de ellas en la Sala de
Conciertos de Estocolmo; dos en la de Gotemburgo; un concierto en el Amiralen
de Malmö y una posterior jam session
en la Asociación Académica; las grabaciones en el parque público de
Helsingborg, en el centro deportivo de Jönköping y en el parque público de
Gävle y, por último, en el club de jazz Nalen de Estocolmo. Pág. 432