HEADHUNTERS
HEADHUNTERS
JO NESBØ
(Trad. Carmen
Montes Cano y Ada Berntsen)
RBA, Barcelona,
2012
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Una colisión
entre dos vehículos es pura cuestión de física. Todo depende de las
casualidades, y las casualidades pueden explicarse con una ecuación: fuerza
multiplicado por tiempo es igual a masa multiplicado por aceleración. Y si
consideramos esas casualidades como variables, obtendremos un relato sencillo,
verídico e implacable. Pág. 5
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El lugar estaba
medio lleno: mujeres delgadas de cabello rubio platino que venían de hacer
ejercicio a juzgar por la ropa de gimnasia que aún llevaban puesta, porque no
se les pasaba por la cabeza ducharse en el gimnasio a la vista de otras
personas. Curioso, en el fondo, puesto que se habían gastado una fortuna en
unos cuerpos que celebraban el triunfo de la ficción. Ellas también pertenecían
al sector terciario, y en concreto al cuerpo de servicio de maridos ricos. Si
esas mujeres hubieran carecido de inteligencia… Sin embargo, habían estudiado
derecho, informática e historia del arte como parte de su tratamiento de
belleza, habían permitido que la sociedad financiara sus años de universidad
tan solo para terminar como amas de casa con titulación académica, como muñecas
que intercambian confidencias sobre cómo mantener a sus mariditos medianamente
satisfechos, medianamente celosos y medianamente nerviosos. Hasta que, por fin,
los encadenaban con un hijo. Y, naturalmente, con la llegada de los niños, todo
cambia: se invierte el equilibrio del poder y el hombre acaba viéndose castrado
y en situación de jaque mate. Pág. 26
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Me gusta el arte
que enseña. Pero la mayoría de lo que veo insiste en una belleza y en una
verdad que no está presente. Puede que haya estado en el pensamiento, pero
falta el talento para comunicarla. Si no veo belleza o veracidad, no hay arte,
así de sencillo. Los artistas que aseguran que nadie entiende su arte son casi
siempre malos artistas cuyo arte, por desgracia, sí que se entiende. Pág. 47
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Fui a buscar
otra botella y pensé en algo que recordaba del libro de Johan Falkberget que
Diana me había leído cuando tuve paperas: “Todos lo bebemos todo según la sed
que tengamos”. Pág. 84
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Lotte era
delgada, tenía un cuerpo bonito y una piel lisa y perfecta. Pero rezumaba una
sumisión que me figuraba que desprendía ese tipo de mujeres a las que siempre
maltratan, a las que siempre abandonan, las que nunca consiguen lo que merecen.
Pág. 116
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Después de
repasar rápidamente las imágenes, le conté que no era feliz en mi matrimonio,
pero que lo aguantaba porque me sentía obligado por el amor tan intenso que me
profesaba mi mujer. Es la frase hecha más antigua del mundo cuando
hombre-casado-liga-con-soltera y al revés, pero me dio la impresión de que ella
no la había oído nunca. Pág. 117
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Las almas nobles
y fieles suelen tener la mala costumbre de sentir lealtad hacia las personas
más infames. Sí, preferiblemente hacia los infames. Pág. 198
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Es el miedo, no
el dolor, lo que te vuelve dócil. Pág. 206
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Abrí la nevera y
pensé que era el primer día que me despertaba siendo un asesino. Pág. 217