LAS HIJAS DEL FRÍO

LAS HIJAS DEL FRÍO CAMILLA LÄCKBERG (Trad. Carmen Montes Cano) Ed. Maeva, Madrid, 2010 - El que después de lo ocurrido, Charlotte se preocupase por no haberle aviado de que no iría a su casa le indicaba lo confundida que debía de estar. Pero cuando siguió a Niclas a la sala de estar, no pudo evitar lanzar un gemido de perplejidad. Si Niclas parecía un muerto viviente, Chalotte tenía el aspecto de alguien que ya llevase tiempo enterrado. Nada quedaba de la enérgica, cálida y animada Chalotte. Era como una cáscara vacía arrojada en el sofá. Su cabello oscuro, cuyos rizos solían balancearse en torno a su rostro, colgaba en sudorosos mechones. Los kilos de más que su madre siempre le recriminaba resultaban elegantes a ojos de Erika, que la veía como una de las exuberantes modelos de Zorn. Ahora, en cambio, al contemplarla allí acurrucada bajo la manta, observó que su piel y su cuerpo habían adquirido un aspecto mantecoso y malsano. Pág. 64 - Lo peor era que al principio le gu...