Poesía sueca III






Sí, duele cuando los tallos brotan
¿Por qué si no la primavera vacila?
¿Por qué todo el ardiente deseo
se lía con lividez amarga y fría?
El brote fue capullo todo el invierno.
¿Qué es esa cosa nueva, que socava y estalla?
Sí, duele cuando los tallos brotan
dolor del que crece
y del que se enrosca.

Sí, es difícil cuando las gotas caen
temblando de miedo pesadamente cuelgan
asidas a la rama, se hinchan, se deslizan
la gravedad las tira hacia abajo, aunque se adhieran.
Difícil ser incierto, temeroso y dividido.
Difícil sentir la profundidad que tira y llama
quedarse y sólo temblar.
Difícil desear permanecer
y desear caer.


Entonces, cuando las cosas empeoran y nada ayuda
los brotes del árbol se rompen con regocijo.
Entonces, cuando ya no hay miedo,
bajan brillantes las gotas de la ramita que se sumergen,
olvidando que estaban asustados por lo nuevo,
olvidando su miedo antes de desplegar su vuelo,
sintiendo por un segundo una enorme seguridad,
descansando en esa confianza
que sólo crea el mundo. 


KARIN BOYE
de su antología "En el nombre de los árboles" (1935)



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